Kitesurf en Guaminí: una disciplina que crece en la región
Marcos Casserly, instructor de kitesurf en Lago del Monte, Guaminí, dirige desde 2016 una escuela que brinda equipo completo y clases flexibles.
Marcos Casserly, instructor de kitesurf en el Lago del Monte, Guaminí, lleva adelante su escuela de kitesurf desde 2016, atrayendo cada vez más alumnos de diversas localidades de la región.
“Hemos sacado muchísimos alumnos que se han sumado de toda la zona, desde Guaminí, Coronel Suárez, Casbas, Carhué, Puan, y Huanguelén”, mencionó Casserly en diálogo con Radio del Volga.
Asimismo, destacó que el interés en este deporte ha crecido notablemente en los últimos años, especialmente durante la temporada de primavera, cuando los vientos favorecen la práctica.
Casserly cuenta con la certificación de la International Kiteboarding Organization (IKO), una de las dos principales entidades que habilitan a los instructores en Argentina. Según explicó, hay dos clases de instructores en Argentina: los de la Asociación Argentina de Kitesurf y los de la IKO.
En muchos lugares del mundo, la certificación IKO es requerida como una especie de “registro de conducir” para poder practicar el deporte de forma legal. En Argentina, ambas certificaciones son válidas, pero en otros países solo se acepta la de la IKO o la asociación local de kitesurf.
El curso de kitesurf que se ofrece en la escuela abarca desde el conocimiento básico del equipo hasta que el alumno está listo para pararse en la tabla.
“En el proceso, se aprende la teoría de vuelo, cómo dominar el viento y todas las medidas de seguridad necesarias”, explicó Casserly, subrayando la importancia de la seguridad en un deporte que, aunque seguro, implica ciertos riesgos al estar ligado a la fuerza del viento. “Es fundamental conocer a fondo las medidas de seguridad porque estamos atados a un barrilete que nos empuja el viento”, agregó.
Durante las clases, la escuela proporciona todo el equipo necesario para la práctica del kitesurf, incluyendo la tabla, el kite, el arnés, el casco y el chaleco salvavidas. En algunos casos, también se ofrece un traje de neopreno, dependiendo de la contextura del alumno.
Según el instructor, una vez finalizado el curso, los alumnos tienen la opción de decidir si desean continuar con la actividad. “Por suerte, hasta el momento, no nos pasó que nadie decida no continuar. Todo el mundo termina el curso y sale corriendo a buscar un equipo porque quiere seguir navegando cada vez que puede”, afirmó Casserly.
El curso completo de kitesurf dura aproximadamente ocho horas, divididas en clases de dos horas cada una. Casserly explicó que la duración de las clases puede variar según el ritmo de aprendizaje y el cansancio del alumno. “Vamos viendo en función de cuándo se cansa el alumno, para que no tome clases cansado porque no evoluciona”, detalló el instructor.
Además, los horarios de las clases se coordinan de manera flexible, adaptándose a las necesidades y disponibilidad de los estudiantes. “Tratamos de ir cada vez que hay viento y adaptarnos al alumno, ya sea que pueda los fines de semana o durante la semana”, indicó.
Además de la escuela de kitesurf, Casserly gestiona un taller de velería náutica donde se reparan equipos de kite y velas dañadas. “Reparamos todos los equipos de kite, las velas que se rompen con el uso o con el tiempo”, señaló, destacando que este servicio complementa su actividad como instructor y permite mantener en óptimas condiciones el material de los deportistas.
El crecimiento del kitesurf en la región de Guaminí es parte del interés creciente por los deportes acuáticos y la posibilidad de practicar actividades en contacto con la naturaleza.
Con la llegada de la primavera y los vientos favorables, la temporada de kitesurf se posiciona como una de las principales atracciones del Lago del Monte en Guaminí, convocando a aficionados de toda la zona.
Fotos: Lucas Nahuel Prieto - Facebook KiteLake
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