Residentes del Garrahan alertan sobre éxodo profesional y salarios que no cubren la canasta familiar
Exigen que el salario mínimo se equipare con la canasta familiar y advierten sobre la renuncia de más profesionales en pocos meses que en los últimos 9 años.
El miércoles 25 de septiembre, los médicos residentes del Hospital Garrahan realizaron un paro de 48 horas sin guardias. El motivo principal del reclamo es la recomposición salarial, mientras que también se busca advertir a las autoridades sobre la situación actual. Norma Lezana, secretaria general de la Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT), informó que, según el director administrativo Roberto Dalmazzo, en los últimos meses renunciaron más profesionales que en los 9 años anteriores.
El salario de una guardia en el Garrahan es de $150 mil, mientras que en el sector privado alcanza los $300 mil. Los trabajadores exigen un aumento salarial del 100% para todas las categorías, desde operarios hasta cirujanos, y solicitan que el salario mínimo sea equivalente a la canasta familiar. El último acuerdo paritario firmado entre UPCN y el Gobierno contempla un aumento del 3% para el próximo bimestre, muy por debajo de lo reclamado.
El Hospital Garrahan es una institución de referencia nacional y regional. Recibe 600 mil consultas anuales de alta complejidad, realiza más de 10 mil cirugías y 100 trasplantes al año. Cuenta con 4200 empleados en planta permanente y 2000 profesionales en formación. Además, el 40% de los niños con cáncer en el país se atienden en esta institución.
El deterioro en el poder adquisitivo es una de las razones del éxodo de los profesionales, junto con las condiciones laborales cada vez más exigentes, lo que también impacta en la calidad de la atención. Desde 2017, el 80% de los fondos provienen de Nación y el 20% de la Ciudad de Buenos Aires; anteriormente, cada jurisdicción aportaba el 50%.
A continuación, la carta completa que se leyó en el cierre del paro:
Nos dirigimos a toda la sociedad argentina que quiera y sepa escuchar. Somos médicos y médicas residentes del Hospital de Garrahan, una de las instituciones más importantes en la atención de la salud infantil en nuestro país, e incluso en Latinoamérica. Día a día nos dedicamos con diligencia y responsabilidad al cuidado de todos los niños, niñas y adolescentes que concurren a nuestra institución, por igual. Trabajamos, además de la jornada habitual, jornadas de hasta 24 horas, que contradictoriamente extendemos a 36 para poder tener un fin de semana libre de guardias.
Enfrentamos jornadas extenuantes, noches sin dormir, horas realmente interminables de trabajo en situaciones límites, poniendo siempre el bienestar de nuestros pacientes por encima del nuestro. Y el desgaste no es solo físico, sino que es también profundamente emocional acompañar a niños, niñas y a sus familias en momentos y situaciones que nos son hartamente difíciles de explicar, tanto por su complejidad como por lo duro de transitarlas. Desde comunicar un diagnóstico específico hasta dar las peores noticias que se pueden recibir de un hijo o de una hija.
Lamentablemente, estamos atravesando una situación desesperante. Una lucha que no solo afecta a nuestro bienestar, sino a la calidad de la atención que tanto nos caracteriza y que queremos defender con toda la fuerza que aún nos queda. La salud pública y los hospitales nacionales, entre los que se encuentra el Hospital Garrahan, están enfrentando un gran riesgo para su futuro inmediato. Están devastando la salud pública.
El último aumento salarial que recibimos los residentes de hospitales nacionales fue en diciembre de 2023, hace ya casi un año. En julio de este año, el Ministerio de Salud de la Nación nos prometió un aumento del 35%. A mediodía del lunes, 23 de septiembre, se aprobó este aumento y en un giro tan rápido como cruel, por la tarde se revocó el mismo.
Para nosotros y nosotras, esta promesa incumplida, además de ser una cuestión económica, es un claro símbolo de la desidia y el desprecio de las autoridades nacionales. Parece que están dispuestos a salvar a un país solamente mirando los números, olvidándose del impacto social que el recorte en salud implica. Sabemos que la Argentina atraviesa momentos difíciles en los sectores de más relevancia social para un país mejor posible: la educación inicial y secundaria, la universidad y los jubilados. La salud pública no puede ser una víctima más y comienza a ser una realidad que si bien ya se percibía antes, ahora se vive a flor de piel.
No estamos pidiendo lujos ni privilegios, pedimos un salario digno. Por todo esto, a todos y a todas quienes compartan la esperanza de un sistema de salud público de calidad, les pedimos su respaldo. Sabemos que en esta lucha no estamos solos ni solas, pero necesitamos que nuestras voces sean escuchadas. Que el Estado entienda que la salud pública no se negocia y que nuestros pacientes no pueden esperar. Nosotros y nosotras lucharemos hasta el último momento para que la salud pública esté garantizada, para que las y los médicos y médicas residentes podamos seguir cuidando con orgullo a nuestros pacientes y con la dedicación que ellos merecen.
Juntos, como sociedad, debemos exigir lo que a nuestra Argentina le corresponde: un sistema de salud digno, justo y accesible para todos.
Con profunda tristeza y un llamado urgente a nuestra sociedad, médicos y médicas residentes del Hospital de Pediatría Garrahan.