La columna de Daniel Abot: "El alimento dejó de ser una necesidad básica y pasó a ser un negocio para unos pocos"
Daniel Abot cuestionó duramente el modelo agropecuario, señalando que el sistema financiero y los pools de siembra arrasan con los pequeños productores. Criticó la importación de alimentos y acusó al Estado de abandonar a quienes garantizan la producción local, perpetuando desigualdades en el sector rural.

Daniel Abot, productor y conocedor del panorama rural, brindó un análisis contundente sobre las problemáticas del sector agropecuario. "El alimento ya no es un elemento de primera necesidad para la gente, sino un objeto de grandes beneficios para unos pocos", expresó en diálogo con Claudio Quiñones en el programa "Primera Mañana" de Radio del Volga. Según su visión, el sistema financiero y los grandes pools de siembra han desplazado a los pequeños y medianos productores, condenándolos a una situación de extrema vulnerabilidad.
Abot remarcó la contradicción del discurso que posiciona a Argentina como uno de los mayores proveedores de alimentos a nivel global. "Decían que alimentábamos a 400 millones de personas en el mundo, pero acá no se le da de comer ni a la mitad de la población", sostuvo. Este modelo, enfatizó, no contempla las necesidades locales ni las condiciones sociales del país, lo que perpetúa un esquema de desigualdad.
El entrevistado también señaló que este fenómeno no es exclusivo de Argentina, sino parte de una tendencia global impulsada por un capitalismo financiero que prioriza ganancias rápidas sobre la sostenibilidad. Citó el caso de China como ejemplo de un cambio de paradigma: "Los chinos no solo tomaron el control de la producción manufacturera, sino que también revolucionaron la agricultura, desplazando a pequeños productores locales".
En el plano local, Abot recordó cómo las políticas de los años '90 y el auge de los pools de siembra llevaron al remate de campos y al éxodo rural. "Los pequeños productores fueron absorbidos por el sistema financiero. Vendieron sus tractores, sus sembradoras, y dejaron de producir. Hoy, muchos de ellos viven de una renta", explicó. Además, cuestionó la falta de políticas que respalden a los productores más vulnerables: "El Estado debería estar para defender al productor, pero priorizan otras agendas".
Otro aspecto crítico que abordó fue la pérdida de una cultura de trabajo arraigada en las zonas rurales. "El chacarero ya no vive en el campo. Antes criaba gallinas, producía sus alimentos. Hoy compra todo en la ciudad. Esa forma de vida se perdió", reflexionó. Según Abot, este cambio también ha impactado en la educación rural, con el cierre de escuelas y la deserción de las comunidades.
Por último, el productor cargó contra el sistema de importación de alimentos, que considera un síntoma de la falta de planificación estratégica. "Un gobierno no puede ufanarse de importar tomates de Paraguay o naranjas de Egipto mientras acá se pudren en los árboles", criticó. Según Abot, esto refleja un modelo que ha convertido la producción de alimentos en un negocio exclusivo para grandes firmas, dejando de lado el bienestar de la población.
Con un llamado a repensar el rol del Estado, Abot destacó que es imprescindible establecer políticas que prioricen a los pequeños productores y a la producción local. "El cordón verde del Gran Buenos Aires debería ser un ejemplo: producen lo que consumimos, pero están ahogados por los costos. El Estado tiene que intervenir para garantizar su subsistencia", concluyó.