Carhué festeja 148 años: aguas curativas, mucha historia y arquitectura emblemática en el sudoeste bonaerense
Carhué es un destino turístico reconocido por sus aguas termales, famosas por sus propiedades curativas, y las ruinas de Villa Epecuén, un sitio histórico y fotográfico único. Además, ofrece arquitectura de Francisco Salamone y eventos como la Fiesta Provincial del Turismo Termal.

Carhué, una localidad situada en el partido de Adolfo Alsina, provincia de Buenos Aires, es un pueblo con una historia rica y un presente marcado por la vitalidad y el desarrollo.
Carhué, que mapundungún y significa "lugar verde", fue un enclave político y religioso central para los pueblos originarios de las pampas. El Lago Epecuén era considerado un lago sagrado por sus aguas curativas. Originalmente, este territorio albergó las tolderías de Calfucurá, líder mapuche, y sirvió como un punto estratégico para la resistencia indígena frente al avance de las administraciones porteñas. Antes de su muerte, Calfucurá le encomendó a su hijo Namuncurá proteger Carhué de caer en manos del "huinca" (hombre blanco), subrayando su importancia simbólica y estratégica.
En el marco del plan de avance de la frontera interna impulsado por el gobierno argentino, Carhué fue uno de los cinco puntos clave ocupados para debilitar el sistema económico indígena, junto a Italó (en la provincia de Córdoba), Trenque Lauquen, Guaminí y Puan. El teniente coronel Nicolás Levalle, al mando de la División Sud, tomó el lugar el 23 de abril de 1876 y fundó oficialmente el "Pueblo de Adolfo Alsina" el 21 de enero de 1877, en honor a su superior y amigo. Este proceso formó parte de una estrategia que incluía la construcción de fortines y la Zanja de Alsina para contener los arreos de ganado y consolidar el control territorial.
Su ubicación estratégica, cerca del lago Epecuén, la convirtió en un punto clave para el desarrollo de la región. A principios del siglo XX, Carhué comenzó a destacarse como un destino turístico gracias a las propiedades terapéuticas de las aguas termales del lago Epecuén, que atraían a visitantes de todo el país.
En 1949, Carhué recuperó su nombre ancestral y fue declarada ciudad, reafirmando su identidad histórica y cultural.
Sin embargo, la historia de Carhué está marcada por un evento trágico: la inundación de Villa Epecuén en 1985. Situada a 7,3 km de Carhué, el pueblo fue fundado el 23 de enero de 1921, con la inauguración del primer balneario sobre la laguna. Hacia la década del '70 recibía 25 mil turistas durante la época veraniega, con 6 mil plazas hoteleras declaradas y 250 establecimientos comerciales. Para el distrito, la actividad turística era tan importante que se la consideraba una "tercera cosecha". La población estable rondaba las 1.200 personas.
En 1975, el gobierno provincial construyó el canal Ameghino, una obra de ingeniería que conectaba varias cuencas y regulaba el caudal de agua en todas las lagunas de la región. Con este sistema ninguna se secaría y no habría riesgo de inundación. Los trabajos comienzan con la construcción de un canal recolector de agua, pero son abandonados a medio hacer con la llegada de la Dictadura Cívico Militar en 1976.
Desde 1980, la falta de inversión en infraestructura y mantenimiento agravó la situación de Epecuén frente a las fuertes lluvias que hicieron crecer la laguna entre 50 y 60 cm anuales. A pesar del terraplén defensivo de 4 metros, la desinversión en obras de contención y prevención dejó al pueblo vulnerable. El 10 de noviembre de 1985, el terraplén cedió durante una de las peores inundaciones de la provincia de Buenos Aires, inundando Epecuén. La evacuación, que duró 15 días, evitó víctimas fatales, pero los residentes perdieron todo.
Hoy, Carhué es una ciudad de aproximadamente 10.000 habitantes que combina tranquilidad con un creciente desarrollo turístico. Aunque su economía se basa principalmente en la actividad agrícola-ganadera, el turismo ha comenzado a recuperar su importancia, especialmente tras la reapertura de las termas y el interés en las ruinas de Villa Epecuén.
La ciudad ofrece una amplia gama de servicios, desde hoteles y cabañas hasta restaurantes, y cuenta con un sistema de salud robusto que incluye un hospital con diversas especialidades y unidades sanitarias en localidades cercanas.
El turismo en Carhué se ha revitalizado gracias a las aguas termales del lago Epecuén, que atraen visitantes por sus propiedades terapéuticas, y a las ruinas de Villa Epecuén como un sitio histórico y fotográfico único.
Además, la ciudad dse estaca por su arquitectura, con obras emblemáticas de Francisco Salamone, como la Municipalidad y el Matadero.
Cada enero, Carhué celebra su Fiesta Provincial del Turismo Termal con actividades como triatlones, travesías en kayak y el eventos folkóricos. Las noches incluyen bailes populares y shows musicales con artistas regionales y nacionales.
La pandemia también ha impulsado a muchas personas a buscar ciudades más tranquilas, lo que ha beneficiado a Carhué como lugar para vivir y visitar.
La ciudad cuenta con una infraestructura turística en crecimiento, incluyendo hoteles, cabañas y restaurantes, que complementan su oferta de relax y bienestar, consolidándose como un punto clave para el turismo en la provincia de Buenos Aires.